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Según la cultura escandinava, las runas era un regalo traído por Odín, el rey de los dioses nórdicos, que quería ofrecer un regalo a la humanidad. La leyenda dice que Odín descubrió las runas colgándose del árbol del mundo. Nada se sabe del origen real de los caracteres rúnicos, las primeras inscripciones rúnicas datan del s. III Antes de Cristo. En Occidente, las runas, son uno de los medios más importantes de adivinación.
Los pueblos nórdicos usaban la adivinación con runas de forma habitual, aunque sobre todo lo hacían en ocasiones importantes. El padre de familia, por ejemplo, podía consultar las runas para preguntar sobre cuestiones de trabajo o para informarse sobre los deseos de los dioses de la localidad.
Los juegos de runas modernos están formados por 28 runas, que son piedras que tienen el alfabeto túnico inscrito. Hoy en día, las runas no se usan solamente para adivinar el futuro, sino que también tienen un papel individual que buscan ayudar a la persona a conectar con su propio yo interior.
Las preguntas a las runas se pueden hacer de diversas formas. Por ejemplo, una persona puede hacer una pregunta y luego se tiran las runas Una vez tras haber echado las runas se interpretan los diferentes signos dependiendo la pregunta formulada, este proceso permite al individuo a entender de forma espiritual el gran poder de las runas.
También existe la lectura circular de las runas que se realiza dejando 25 piedras de las runas bica bajos y moviéndolas de forma azarosa, se elijen 13 piedras y se colocan como si se tratara de la esfera de un reloj, empezando por las nueve.
Se dice que el método adivinatorio más similar a las runas es el I Ching o Libros de los cambios donde la adivinación también se hace mediante la interpretación de unos signos.
